ABC anunció que retirará “Jimmy Kimmel Live!” de su programación “indefinidamente” después de que Nexstar Media —uno de los mayores operadores de emisoras locales en Estados Unidos— informara que planeaba pre-emptar (sustituir) las emisiones del programa en sus mercados afiliados por los comentarios que Kimmel hizo sobre el asesinato del activista conservador Charlie Kirk.
El conflicto se desató tras el monólogo de Kimmel del pasado lunes, en el que criticó lo que describió como intentos del “MAGA gang” de sacar rédito político del asesinato de Kirk, ocurrido el 10 de septiembre en Utah Valley University. Nexstar respondió: “strongly objects to recent comments made by Mr. Kimmel concerning the killing of Charlie Kirk and will replace the show with other programming in its ABC-affiliated markets”, informó la compañía.
La decisión de ABC llega después de que el presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), Brendan Carr, amenazara con tomar medidas contra la cadena. Tras el anuncio de Disney, Carr expresó en redes su apoyo a Nexstar: “quiero agradecer a Nexstar por hacer lo correcto”, y sostuvo que las emisoras locales tienen la obligación de “servir al interés público” cuando consideran que una programación “no cumple” con los estándares de la comunidad.
El presidente Donald Trump también celebró la suspensión en su plataforma Truth Social, calificando el movimiento como “Great News for America” y atacando a Kimmel por sus audiencias y talento, en un mensaje que añadió más presión política al caso.
Nexstar opera 32 estaciones afiliadas a ABC en mercados claves como New Orleans, Salt Lake City y Nashville. Analysts advierten que la pre-empción por parte de Nexstar —y la decisión de ABC de retirar el programa— podrían tener ramificaciones comerciales y regulatorias importantes. Nexstar está además inmersa en la negociación para adquirir Tegna Inc., operación que requiere la aprobación de la FCC; la empresa no ha comentado si ese proceso influyó en su postura.
La suspensión de Kimmel subraya la creciente sensibilidad de las cadenas frente a la reacción política y regulatoria en un contexto donde presentadores nocturnos han intensificado el tono político de sus monólogos. Figuras conservadoras calificaron los comentarios de Kimmel de inaceptables, mientras que voces liberales advirtieron sobre las implicaciones para la libertad editorial y el debate público.

