En un curioso experimento, ChatGPT perdió una partida de ajedrez contra un Atari 2600 de casi 50 años. El ingeniero Robert Jr. Caruso fue quien organizó el reto, revelando que el modelo de inteligencia artificial “se ofreció voluntariamente” para jugar Video Chess, con la intención de ver cuán rápido podía ganarle a una IA retro con capacidad limitada.
Pero el resultado fue inesperado. ChatGPT no solo no ganó, sino que fue completamente derrotado en nivel principiante. Caruso explicó que durante los 90 minutos de juego, tuvo que intervenir varias veces para evitar que el modelo hiciera jugadas desastrosas y corregir su falta de memoria sobre movimientos anteriores.
Según la misma IA, ChatGPT puede jugar ajedrez, pero tiene limitaciones: no calcula millones de posiciones como un motor especializado, no tiene una puntuación Elo clara, y puede cometer errores en posiciones complejas.
Aunque claramente este enfrentamiento es una comparación entre dos tecnologías muy distintas, sirve para recordar que ChatGPT está diseñado para generar texto, no para competir como ajedrecista profesional.
Una derrota divertida… pero también un buen ejemplo de cómo usar cada herramienta para lo que fue creada.