Aunque Xbox Game Pass es un pilar clave de Microsoft, la plataforma sigue generando tensiones dentro de la compañía y entre los desarrolladores que crean contenido para el servicio.
Shannon Loftis, exvicepresidenta de Xbox Game Studios, reveló que muchos juegos adoptados por Game Pass lo hacen a expensas de las ventas al detalle, salvo que estén diseñados específicamente para monetización posterior al lanzamiento. Según Loftis, esto genera “extrañas tensiones internas” dentro de Xbox, ya que los objetivos del servicio chocan con las necesidades de los estudios.
El debate se ha intensificado tras los comentarios de Pete Hines, exejecutivo de Bethesda, quien dijo que los servicios de suscripción “no valen nada” si los creadores de contenido no reciben el apoyo adecuado. Shawn Layden, exjefe de PlayStation, respaldó la idea: lo importante no es la rentabilidad del servicio, sino si es saludable para los desarrolladores.
Estas quejas internas coinciden con las críticas externas de la industria. Raphael Colantonio, fundador de Arkane Studios, calificó a Game Pass de “insostenible,” y Jim Ryan, exjefe de PlayStation, señaló que los editores lo ven como “destructivo para el valor del contenido.”
A pesar de estas tensiones, Microsoft asegura que el modelo sigue siendo rentable y anunció ingresos anuales récord de casi $5 mil millones, gracias a títulos como Oblivion Remastered, Doom: The Dark Ages e Indiana Jones and the Great Circle.
Mientras la compañía celebra cifras récord, los debates internos sobre el impacto real en desarrolladores y ventas continúan dentro de Xbox.