Algunas veces, fuerzas malignas regresan desde el más allá… en la secuela. The Black Phone fue una de las grandes sorpresas del 2021, y cuatro años después regresamos con su continuación, titulada simplemente The Black Phone 2. ¿Tiene sentido esta secuela? ¿Podría ser el inicio de una franquicia?
En 1982, cuatro años después de los eventos de la primera película, Finney Blake intenta lidiar con el trauma de su secuestro y de haber asesinado al Grabber. Mientras tanto, su hermana psíquica Gwen comienza a tener aterradoras visiones de niños mutilados y pesadillas donde escucha el teléfono sonar.
La película toma un giro inesperado al inclinarse más hacia lo sobrenatural —después de todo, el villano está muerto—, y en ocasiones funciona de forma curiosamente divertida, recordando a A Nightmare on Elm Street por lo que el Grabber hace durante la historia. Aun así, la manera en que lo derrotan me pareció interesante y diferente, algo que no había visto antes en este tipo de personaje.
Los fans del dúo Scott Derrickson y C. Robert Cargill, quienes regresan para esta secuela, estarán complacidos. Hay múltiples momentos que realmente asustan, y la cinematografía ayuda a crear un ambiente incómodo, especialmente por el tipo de víctimas que se presentan —algo poco común en el género.
La trama es sencilla, aunque mi preocupación es que intenten seguir explotando al Grabber. Espero que esta sea la última vez que lo veamos y que no terminen haciendo una precuela explorando su juventud o el origen de su icónica máscara.
Temáticamente, la película trata sobre enfrentar las cicatrices del pasado. Las actuaciones de Mason Thames y Madeleine McGraw son sólidas, mientras que Ethan Hawke vuelve a destacar, aunque parece haber estado poco tiempo en el set.
The Black Phone 2 es perfecta para ver en octubre: mantiene la tensión, provoca sustos y ofrece una historia que, aunque toma un giro inesperado, resultará familiar para los fans del horror.
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