El regreso de Disney al mundo digital no fue el éxito que muchos esperaban. La secuela de ciencia ficción “Tron: Ares” debutó con apenas $33.5 millones en 4,000 cines de Norteamérica, un resultado decepcionante para una producción que costó $180 millones —sin contar los gastos de marketing—.
En el mercado internacional, la película dirigida por Joachim Rønning sumó otros $27 millones, alcanzando un total global de $60 millones hasta el domingo. Las previsiones del estudio apuntaban a un estreno doméstico entre $45 y $50 millones, por lo que el resultado quedó muy por debajo de las expectativas.
Pese a su calificación de “B+” en CinemaScore, que indica una recepción decente del público, el filme no logró atraer a una audiencia amplia más allá de su nicho principal: el 70% de los espectadores del fin de semana fueron hombres. En comparación, su predecesora “Tron: Legacy” (2010) abrió con $44 millones, sin ajustar por inflación.
Protagonizada por Jared Leto, Greta Lee y Evan Peters, la cinta explora el primer contacto entre la humanidad y una inteligencia artificial enviada desde el mundo digital al físico. A pesar de su espectacular apartado visual y el atractivo del formato IMAX, Dolby y 3D —que representaron el 67% de las ventas de boletos—, la película no logró el impulso esperado.
El analista David A. Gross explicó que “la película estaba generando interés, pero este se estancó en los últimos 10 días antes del estreno”. Sin embargo, mantiene una nota de optimismo: “El género de ciencia ficción suele funcionar mejor fuera de Estados Unidos. Es una historia de héroes y villanos con efectos impresionantes, algo que conecta con todas las culturas.”
Curiosamente, Tron: Ares recaudó $14.3 millones en su primer día, una cifra incluso inferior a la del criticado Morbius. Ahora, Disney dependerá de su desempeño internacional para intentar rescatar su ambiciosa apuesta tecnológica.